jueves, 20 de noviembre de 2008

Noticias reales

"Una mujer británica pedirá el divorcio a su esposo tras descubrir que él le había sido infiel con una mujer casquivana de la novela 'Madame Bovary'. "Leía el libro todas las noches en vez de cumplir sus deberes como marido", ha explicado la mujer, "y una vez incluso le pillé masturbándose mientras murmuraba 'Emma' en voz baja". El matrimonio se había conocido en un taller literario en 2003 y contrajeron matrimonio, primero en una venta y luego en el aleph."

miércoles, 19 de noviembre de 2008

-De repente-



-De repente-

De repente.
Tú lo haces todo así.
Estás llena
de tu propio dolor
y te compones de la sola palabra
adiós en todas sus partes.

Y te vas, millas adelante,
corriendo desmelenada
a los sueños donde voy,
más lejos,
soñándote.

Ven aquí o parte o déjame
tan sólo ese beso helado y
poligonal de tu despedida;
muelles atrás y al frente,
porque tú no sabes
ser
sino una isla.

martes, 4 de noviembre de 2008

El inevitable desencanto



Las elecciones americanas están muy lejos, y en cualquier caso ya vienen en un libro que escribió un francés a principios del siglo XIX. Sí, estoy hablando de Alexis de Tocqueville. Sí, estoy hablando de 'La democracia en América', pero eso hoy no es lo importante. Lo importante es que un niño estaba jugando esta tarde con su madre en la calle Autonomía de Bilbao. ¡Así como lo cuento!Viajaba en el autobús 3136 pensando en cosas remotas y lejanas, e improbables, cuando he visto a un niño, uniformado de colegio, un niño soldado a la occidental, un niño-futuro, jugando con su madre, escondiéndose tras una papelera, haciéndole burla, mientras este sujetaba en la mano una bolsa de aperitivos. La dichosa hora de la merienda.Al niño, evidentemete, le importaba una higa que un tal Obama o McCain vayan a ser presidentes de Estados Unidos, aunque cuando abandonen el cargo ya no sea un niño y, quizá, le gustaría volver a la tarde en que todavía eran sólo candidatos. La echará de menos.Es la tarde de la inocencia, del juego y de las promesas de felicidad. Es la tarde también del primer beso. Si pudiera no votaría ni a Obama ni a McCain: un conmilitón analfabeto enfermo de su propia leyenda militar y un aspirante a líder negro que en realidad sólo es un negro rico que quiere ser líder. Si pudiera votaría porque millones de niños no dejen de serlo esta tarde. Reconstruir esos juegos en torno a una papelera, esa ilusión, esa confianza, va a ser lo más difícil de todo cuando llegue el inevitable desencanto. Que llegará.

lunes, 3 de noviembre de 2008

Lo sagrado y lo profano


Soy sagrado y soy profano. Por eso hoy regresé dos veces a Brideshead. La primera lo hice a lomos de la novela que Evelyn Waugh publicara en 1945, posiblemente la única manera decente de entrar por sus puertas. La segunda a costa de la nueva adaptación que el director de 'La joven Jean Austen', Julian Jarrold, ha realizado para el cine. En el camino me dejé una tercera, la fastuosa adaptación televisiva de la teológica obra del escritor inglés que se vio en la pequeña pantalla allá por 1981. Jeremy Irons y Laurence Olivier. Lo profano y a veces lo sagrado. Importa poco cómo se vuelva a Brideshead, lo importante es tomar el coche de Sebastian y dejarse emocionar por las hojas de los limeros y la cúpula de la mansión inglesa (para siempre en la retina el castillo de Howard, en Yorkshire) desde la que la tataraabuela Flyte viera los fuegos encendidos celebrando la victoria de Trafalgar. Es curioso cómo se puede sentir melancolía y emoción por un paisaje de ficción y cómo, al regresar una y otr vez, echas de menos la fuente donde nadar desnudo, la cena en el salón y las copas de champán abiertas en pleno campo. Soy consciente de que la gente se aburre con estas expresiones de sofisticación tan ajenas. Quedan ya pocos héroes. Aquellos con capacidad para mantener los ojos abiertos y sentir la inmensa culpa de Ryder por amar a la católica Julia Flyte subiéndole por los pies. Mientras viajo en el autobús me preguntó incesantemente por qué me interesan más las vidas de esos dandys británicos preocupados por aspectos morales que las bostezantes y pálidas conversaciones de móvil que entreoigo.Vivo entre lo profano y lo sagrado, pero si puedo elegir me quedo ahí, en Brideshead, agazapado a los pies de lady Marchmain o entre los criados, uno más con los ojos abiertos en medio de la decadencia y la guerra. Elijo lo sagrado. Sé que no será en vano.